martes, julio 10, 2007

El circo de acróbatas alárabes


Cuando a finales de los 90 conocí al Cirque du Soleil, pensé que sus espectáculos resumían lo que precisaba el circo para no perecer en estos tiempos de culto a lo súper entretenido. Mis referencias al arte circense eran muy específicas: el célebre Oleg Popov, las visitas que hice de niño a la carpa del Circo Nacional (Cuba) de gira por el país y los actos de variedades y magia que pasaban de vez en cuando en la televisión nacional.


No estoy al tanto de los debates actuales sobre este arte tan antiguo. Quizá al Cirque du Soleil le corresponda el mérito de haberlo llevado a los teatros y de haberlo convertido en algo más dramático que acrobático. Supongo que habrá quienes defiendan la carpa, la intimidad y el ambiente que propicia el enorme telón, y otros que sugieran la salida del espacio circular y la búsqueda de escenarios más diversos. Quizá teatro y circo estuvieron siempre vinculados. Tampoco me interesa contar esa historia.

Este verano, la Roundhouse auspició un extenso programa con agrupaciones que parten del tradicional arte circense, pero que lo adaptan según sus diversas propuestas creativas. El Collectif Acrobatique de Tangier (C.A.T.), por ejemplo, ofreció Taoub, nombre que viene de una aparentemente interminable sábana que usan en su presentación.

Lo que me sorprendió de este grupo marroquí fue la simplicidad con que montan su función. No tienen una complicada escenografía, ni siquiera los andamios que uno espera encontrar en una muestra de cabriolas y piruetas. El Colectivo, que mayormente conforman miembros de una familia, compone un acto de más de una hora a partir de recursos mínimos que incluyen música en vivo, acrobacia y proyecciones. Los sonidos remiten al Magreb, a un clima desértico que evocan las imágenes proyectadas en telas y en los vestuarios tradicionales. Las rutinas combinan la destreza, el peligro y a veces apelan a la complicidad del público, que advierte satisfecho el humor de algunas situaciones.

El hecho de que no usen ningún aditamento de seguridad es singular y refuerza lo auténtico de su performance. No son estas demasiado extraordinarias, mas por la familiaridad del show adquieren un mayor realce. Taoub es por momentos telón de fondo, cortina, cobertor, espacio escénico.

El Colectivo Acrobático no cabe en las variantes más occidentales del circo, sus integrantes no visten trajes ajustados y llamativos, confeccionados con materiales especiales que garantizan al cuerpo mayores movimientos. Los acróbatas actúan en ropas de diario, llevan jeans, camisetas, camisas y alguna que otra corbata.

Creo que la primera referencia que me quedó cuando finalizaron, fue la confirmación de una sentencia personal que relaciona la sencillez con la grandeza. Me atrajo además el impacto tan cotidiano de una función teatral. Para colmo, al día siguiente, por pura casualidad, nos topamos en la calle con los miembros del C.A.T., que salían de la estación del metro rumbo a la parada donde esperarían el ómnibus para la Roundhouse.

Luego de Taoub no he cambiado mi opinión del Cirque de Soleil, pero tras el encuentro casual con los marroquíes, creo que si alguna vez puedo ir a las funciones del proyecto nacido en Canadá, dudo que tenga una secuela tan cotidiana como la siguió a la actuación de los de Tánger.

No hay comentarios: