tag:blogger.com,1999:blog-18951609.post839540328740114303..comments2023-08-25T14:59:58.901+02:00Comments on Notas en Línea: Mis zapatos y yo: toda una vida (I)IvanDariasAlfonsohttp://www.blogger.com/profile/08991850926492286360noreply@blogger.comBlogger2125tag:blogger.com,1999:blog-18951609.post-86867997590035352842007-02-12T11:12:00.000+01:002007-02-12T11:12:00.000+01:00Hola Iván:Cierto. Recuerdo que te llamaban "Zapati...Hola Iván:<BR/><BR/>Cierto. Recuerdo que te llamaban "Zapatico" allá en la ESVOC, pero ya ni me acordaba de ese detalle. Además, nunca me paré a pensar de donde venía ese mote. Sí quiero aclarar que con esto de los motes tuviste suerte, porque los había mucho peores. Recuerdo que a mí me llamaban "el sóngoro" y todo porque en el "casting" que hice para acceder a un puesto de cantante en una de las agrupaciones musicales de la escuela, se me ocurrió cantar la canción Sóngoro cosongo de mamey.<BR/>Muy buen artículo. Un abrazo:<BR/>TadeoAnonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-18951609.post-14303492836676644602007-02-12T06:41:00.000+01:002007-02-12T06:41:00.000+01:00Iván: me he reído muchísimo con tus anécdotas de z...Iván: me he reído muchísimo con tus anécdotas de zapatos, e incluso, ya estoy pensando en copiarte la idea y escribir la historia de mi relación con los zapatos también. Creo que todos los cubanos tenemos miles de anécdotas sobre el tema -y más de un trauma-, porque ha sido y sigue siendo, un problema grave. Recuerdo, por ejemplo, que en la Universidad, en una ocasión no tenía, literalmente, zapatos, y entonces fui a Varadero a comprar un par: una cosa horrorosa, de cuadritos café y blancos y Gabriel Capetillo, el chileno, me decía: duerme con ellos y ya mañana los verás con otros ojos. Lo cierto es que me pasé la noche mirando aquellos tenis horribles y llorando y pensando cómo me iba a poner aquello. Por suerte, al llegar la próxima semana a La Habana, descubrí que Lisandra también tenía un par igual, y ya eso me dio un poco de consuelo. Pero las anécdotas que tendría para contar son muchas muchas, por eso creo que voy a hacer un posteo al respecto. Recuerdo, también, que en un festival de cine, a Jeffrey -Yoel Prado- en medio del molote, se le perdió un zapato. U otra: para una escuela al campo, en la Universidad, mi mamá me compró un par de tenis para el campo, y al llegar al campamento, descubrí que los dos tenis eran del mismo pie. Por supuesto, al otro día recogí mi mochila y me largué de allí. Pero ya escribiré mi autobiografía "calceteril". Por lo pronto, he de confesar que sin llegar a los niveles inalcanzables de Imelda Marco, sí tengo más zapatos de los que necesito, e incluso, en mi zapatero hay más de dos o tres pares sin estrenar todavía. No sé cuántos pares tendré, no los he contado, pero son muchos -claro, nunca llegarán a ser tantos como los 150 pares de una amiga brasileña-. Besos, y suerte con tus zapatos.Juana la locahttps://www.blogger.com/profile/13623952976437538909noreply@blogger.com