- Procure gestionarse una coproducción con un país europeo (España, Francia, Italia o Luxemburgo). Ello garantizará que en su filme se construya otra realidad, bien diferente a la que existe en el país, y así se evitarán los problemas.
- Conciba su historia en tono de comedia. No olvide que en el exterior prima la idea de que los cubanos somos un pueblo alegre, bullanguero y ocurrente, y si es preciso sacrificar el argumento por un chiste, no lo dude. Lo que importa es que los espectadores rían, no que comprendan mensaje alguno.
- Escoja locaciones capitalinas (Centro Habana, Habana Vieja, lo más lejos posible del área restaurada; Cerro o barrios pintorescos como Zamora, El Fanguito, La Güinera, etc.). Oriéntele a su director de fotografía que se centre en los detalles más asquerosos y putrefactos: paredes desconchadas, fachadas derruidas, y sí, si es posible, insista en que la mayoría de las escenas ocurran en un solar.
- Seleccione a los actores no por su experiencia, sino por su apariencia. Incline la balanza hacia los de la raza negra, que puedan mostrar cuerpos bien formados, sudorosos mejor, de modo que al final puedan captarse subliminales intenciones eróticas que agradarán a los productores.
- Introduzca en el reparto varios personajes de la marginalidad contemporánea. Siempre resulta impactante la versión de que esta es una nación que vive al día, sobre una cuerda floja, con el mágico toque de la supervivencia que hace maravillas. Aunque le recomendamos que tenga cuidado, sobre todo si tiene que convencer a las autoridades locales.
- Ocúpese de diseñar una banda sonora centrada en los temas rítmicos. En algún momento los protagonistas tendrán que dejar de lado sus conflictos, por muy trágicos que parezcan, y saldrán a escenificar un clásico «despelote» criollo, adosado por supuesto con mucha salsa.
- Incluya referencias folclóricas en la mayoría de las escenas. Olvídese de las religiones católicas o protestantes. Refiérase únicamente a las deidades afrocubanas y alegue para defenderse de posibles señalamientos que en esta isla, el que no tiene de congo...
- Ya en las semanas de rodaje guarde mesura con las declaraciones a los medios de prensa. Afirme en todo momento que está realizando la película que quería, el filme con el que había soñado toda la vida. De todas formas, en Hollywood también lo hacen así y nadie se lo critica.
- Asegúrese de responder a todas las entrevistas con la siguiente sentencia: Todo lo hicimos con mucho amor. Resulta infalible si lo invitan a un programa de la televisión nacional. Recuerde que nadie tiene que saber que usted, el colectivo de realización y los actores, cobraron sus respectivos salarios.
- Y ante cualquier reclamo de sus colegas intelectuales sobre la falta de compromiso ético, o de valentía para encarar críticamente la realidad social de su país, respóndales que le bastan las carcajadas de los espectadores nacionales. Al fin y al cabo, ellos pueden desternillarse con lo que usted propone, con la misma realidad que quizás estén viviendo; pero los pobres, no tienen capacidad para entenderla.
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lunes, noviembre 14, 2005
Diez consejos para realizar una película cubana
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